Balada para una prisionera
Martín Rodríguez
138 páginas, 21 x 14 cm.
ISBN 978-987-8430-47-8
Veo a Martín sacándose su rosario y poniéndolo sobre el cajón. Veo a Martín esperando un mensaje más, una palabra más. Y lo veo encontrándolo. Veo a Martín presumiendo de la religión de esta balada. Veo a Martín diciendo: “es mi vieja, María Alicia Godoy, honor y respeto para quienes creemos que la muerte no tiene la última palabra”. Veo a Martín sentado a las orillas del Carapachay. Tira una piedra al río, hace sapito, dice: “Me siento a mirar el río, te extraño y el río lo sabe”. Veo a Martín escribiendo añoranzas: “su máquina de parir, de adoptar, criar, cuidar y repartir panes y peces y tirarnos las cartas”. El rumor sigue escuchándose.
Entonces llega la balada. La de dos personas unidas por la vida y solo aparentemente separadas por la muerte.
Mariano Schuster